Pequeño, tus ojos inmensos llaman al futuro a gritos.
Miran con esa simpleza que los mayores hemos perdido,
y la edad nos hará recuperar, ya con alguna cana,
con algún achaque en el alma.
Se sabe entonces, que nada en el fondo es tan complicado como para perder la mirada o la calma.
Bien pensado, eres tú quien me da lecciones ahora,
en una tarde de verano cualquiera.
"Aprenda a divertirse con una ola. La relativa importancia de ensuciarse. Aprenda a poner toda la atención en buscar formas con las nubes, sin que ningún otro pensamiento le distraiga. Aprenda a saber hoy que nada es más importante que hoy"
¿Dónde vas? No te adentres ahí. Quédate donde pueda sentirte.
Sí, por favor, recuperar la mirada de los niños, el sentir de los niños, aunque sea un instante.
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