martes, 4 de octubre de 2011

Culpable

La culpa es de los bares que cierran.
De la banda, que guarda sus instrumentos.
De este silencio de muertos, de la soledad sin tregua.

La culpa la tienen estas cuatro paredes, ese libro que no acabaré nunca, el acorde que no me sale.
La culpa fue del último trago, de las despedidas, de la mala costumbre, del pendiente que perdí.

La culpa es de ese tonto accidente, de la pierna izquierda, de la misma piedra.

La culpa es de cualquier dios.
La culpa la tienen los planes truncados de a donde ya no quiero ir.
La culpa fue de esta última vez o de la primera.

La culpa es de esta mala racha, de apostarlo todo a una jugada, de la mala suerte, de la buena carta.
La culpa la tiene el día a día, lo cotidiano, suici-darme a la rutina con la vulgaridad que precisa olvidar ser feliz. 
La culpa fue por tener los pies anclados a la tierra y por soñar despierta.
La culpa fue por mover montañas y por dejarlo pasar.

La culpa fue de no saber dónde está la marcha atrás de la mirada o de acelerarlo todo.

Resumiendo: la culpa la tiene la culpa.