viernes, 2 de diciembre de 2011

Se acercan días fríos

Estos treinta y un días que amenazan con ser idénticos
y el reloj con las horas contadas
no me van a quitar momentos.

Este vaho en los cristales en los que me reflejo
no impide que me reconozca.

Este resfriado incipiente no me impedirá respirar profundo
ni los muros frios, volar.

Que aunque diciembre quiera enfriarme las manos y las palabras
sigue teniendo corazón, sístole y diástole en la mirada.

La rutina viene arrastrando los pies, y yo me voy a comprar unas botas preciosas.

miércoles, 9 de noviembre de 2011

Maestra de nada

Yo solo puedo enseñarte a mirar con mis ojos.
A intuir personas, a palpar realidades.
Yo, que escribo torciendo el lápiz,
sé dibujar un mundo en tu espalda con el roce de un solo dedo.
Podría haberlo dicho entonces, pero yo,
que tengo la verborrea como aliada, callé
e hice el mejor y más experto de mis silencios.

martes, 4 de octubre de 2011

Culpable

La culpa es de los bares que cierran.
De la banda, que guarda sus instrumentos.
De este silencio de muertos, de la soledad sin tregua.

La culpa la tienen estas cuatro paredes, ese libro que no acabaré nunca, el acorde que no me sale.
La culpa fue del último trago, de las despedidas, de la mala costumbre, del pendiente que perdí.

La culpa es de ese tonto accidente, de la pierna izquierda, de la misma piedra.

La culpa es de cualquier dios.
La culpa la tienen los planes truncados de a donde ya no quiero ir.
La culpa fue de esta última vez o de la primera.

La culpa es de esta mala racha, de apostarlo todo a una jugada, de la mala suerte, de la buena carta.
La culpa la tiene el día a día, lo cotidiano, suici-darme a la rutina con la vulgaridad que precisa olvidar ser feliz. 
La culpa fue por tener los pies anclados a la tierra y por soñar despierta.
La culpa fue por mover montañas y por dejarlo pasar.

La culpa fue de no saber dónde está la marcha atrás de la mirada o de acelerarlo todo.

Resumiendo: la culpa la tiene la culpa.

martes, 13 de septiembre de 2011

Huellas

Hubo un tiempo en que intentó borrar las huellas de sus errores. Difuminarlas con un pincel fino, con cuidado, con precisión, para que no se notara la diferencia. Hasta que afiló su mirada, suspiró y guardó sus intentos en el lapicero.
Entendió que si cada cosa ocurriera a la carta, o como había planeado, nunca experimentaría algo nuevo.
Su vida sería una repetición infinita de viejos resultados.

Sus pies se dirigieron a nuevos escenarios, donde había otras huellas. Apretó los dientes. Quiso borrarlas... pero se detuvo.

martes, 26 de julio de 2011

Lecciones

Pequeño, tus ojos inmensos llaman al futuro a gritos.
Miran con esa simpleza que los mayores hemos perdido,
y la edad nos hará recuperar, ya con alguna cana,
con algún achaque en el alma.

Se sabe entonces, que nada en el fondo es tan complicado como para perder la mirada o la calma.
Bien pensado, eres tú quien me da lecciones ahora,
en una tarde de verano cualquiera.

"Aprenda a divertirse con una ola. La relativa importancia de ensuciarse. Aprenda a poner toda la atención en buscar formas con las nubes, sin que ningún otro pensamiento le distraiga. Aprenda a saber hoy que nada es más importante que hoy"

¿Dónde vas? No te adentres ahí. Quédate donde pueda sentirte.

miércoles, 6 de julio de 2011

Fuerzas de flaqueza

Alguna vez me costó subir las bolsas del mercado y los párpados del suelo.
Las pabras me sonaron vacías. Escuché varios "lo siento" sin sentimiento y barbaridades por el estilo. Me debilité como Superman sin criptonita en cada estación. En el vacío del retorno. En la mentira de "yo estaré bien" "¿para cuándo ese café?"... en las cosas que se dicen, en las que me sorprendo si las digo yo.
Confieso haberme preguntado de dónde sacar aliento para adentrarme en el abismo que hay desde borde de la cama hasta el suelo y dar el primer paso descalza, desarmada. Huérfana de dioses y de fe.
Sin embargo, reconozco altiva y me convenzo, si declaro no haberme rendido todavía y que estos ojos ven aún por lo que luchar.

martes, 31 de mayo de 2011

/format R:




Mayo me ha dejado una flor seca en el escritorio, tres brotes de alergia a las ausencias, la primera primavera fea y una sonrisa a tiempo parcial.

Una gran indignación; quince melodías que acunan una pena y dos tonterías que siempre te hacen reir.

Arranco exhausta la hoja del calendario de un mes dificil, formateo la retina con el deseo de que el próximo mes no se quede ni un solo día sin vivir.

Mientras tanto, espero el buen tiempo como quien espera nuevos días. Sueño con salitre, con cambiar este aire por una brisa fresca. Hacer como quien busca y al final encuentra, porque al final del día siempre hay una luna de plata en Cádiz y una estrella polar para no perderme. Y si aún así todo esto falla, llevo una pequeña brújula  incorporada en el asa extensible de mi maleta y un plan de acción con la misma probabilidad de éxito.

miércoles, 4 de mayo de 2011

Hay noches

Hay días que no dicen nada
y noches que me hablan a gritos.
Sábanas que me cuestionan
y fantasmas que me responden en la madrugada.

Hay un silencio chillando tu nombre
y mi mirada perdida buscándote
en algún rincón de mi memoria.

Hay lunas que nunca se vieron desde mi ventana
y un reloj que avanza sin tregua.
Las cosas del día a día,
mi lista de cosas por hacer,
el día siguiente que se me echa encima y el día de mañana
como si quisiera venir con una sentencia entre los dientes.

Hay algo de ropa cansada encima de una silla que también extraña tu abrazo
y algunas monedas en la mesita de noche que no me alcanzan para comprar el sol.

Entonces recuerdo aquellas palabras de mi infancia:
"Apaga la luz. Si ves algún destello de la calle, cierra los ojos. ¿Sabes? Los fantasmas no existen. No pienses en nada.Verás cómo enseguida te vence el sueño."

Nunca se cumplió del todo, pero siempre me tranquilizaron sus palabras.
Al final, ciertamente, la noche pesa en los ojos
Y acabo rendida ante la evidencia de que en el fondo quizá todo sea así de simple.





(Inspirada en una de esas noches y en este tema de Adrián Usero)

viernes, 25 de marzo de 2011

Que no, que no...

Los portazos no se dan con lágrimas.
Se dan con rabia,
con la ira del por qué.

Los portazos no se dan con más errores,
ni con más caídas.
No existen remiendos para los pespuntes
deshilachados de la mirada

Vuelvo a prometerme:
No más ojos que no ven
si hay un corazón sintiendo.

Debí soltar amarras y navegar
No debí llenarme de humo el pulmón
ni embriagar mi humor...
y ahora no debo decirme qué debí hacer

Zamarreo a la razón que andaba adormecida.
Hoy no va a ser el delirio el que me aconseje
y cierro la puerta... que hoy vengo de vuelta.

lunes, 21 de febrero de 2011

Ser, estar y parecer

Soy ese tipo de lluvia fina que te empapa y te cala hasta los huesos, apoderándome de cuerpo,alma y voz. Invadiendo todos tus rincones.
Soy la calma, el sigilo, unos pies de puntillas que nunca se delatan.
Soy quien te imaginas que soy. Quien tú quieras.

Estoy pisando tierra firme.
Los castillos en el aire ya no están, los derrumbé con el soplido de mi último aliento.
Mis pasos están a salvo.

Parece que al fin consigo recorrer tu laberinto.
Que parecerme a ti siempre fue la mejor apuesta.
Parece, en definitiva, que vendrán tiempos mejores.

Ser, estar y parecer siempre fueron excepciones.



En ocasiones, los verbos serestar y parecer adoptan otros significados distintos de los originales: ser puede significar «existir» o «suceder»; estar, «encontrarse»; parecer, «tener parecido con».
Cuando esto sucede, estos tres verbos no llevan atributo y funcionan excepcionalmente como núcleos de predicados verbales, es decir, como verbos predicativos
                

martes, 25 de enero de 2011

Cosas que me asustan

las muñecas que abren los ojos sin previo aviso
los petardos
los informativos
el fuego
el cáncer
los accidentes
un ruido irrumpiendo la calma
la velocidad de cualquier prejuicio
las cortinas que albergan oscuros templos sagrados
los renglones torcidos de cualquier dios
no reconocerme en el espejo
no estar a la altura
y volverme pequeña...

lunes, 10 de enero de 2011

Ahora que no me hacen daño las estaciones ni tu voz...

Ahora que no me hacen daño las estaciones ni tu voz,
Que mi estómago no se encoge esperando un día en el que tal vez te traiga la corriente.
Ahora que los sitios de siempre me vuelven a dar su calor y su cerveza.
Que casi aguanto la mirada, que vuelvo a cantar.
Ahora que no evito. Ahora que sé y que rio y que me enfado.
Que hablo abiertamente con desconocidos de toda la vida.
Ahora vas, te cruzas en mi camino...
y preguntas por mí, perdido.